Y no debe de ser algo sorprendente, los cambios geopolíticos y la gran inestabilidad económica mundial, acelerada desde el mes de enero con la llegada en su segundo mandato a la Casa Blanca de Donald Trump, que trae bajo el brazo una nueva política y guerra arancelaria mundial son suficientes argumentos para ello.
La primera consecuencia de esta nueva situación es el nuevo enfoque que los países están adoptando en fortalecer las economías locales y regionales, además de intentan tejer nuevas y cerradas alianzas que les permita poder defenderse de la guerra que libran las dos superpotencias como Estados Unidos y China. En Europa este movimiento es muy claro, pero además añadimos una situación económica languideciente desde hace muchos trimestres, con sectores como la automoción que están sufriendo una la ralentización, y como no, esto lo sufre el transporte de mercancías por carretera.
Los últimos datos aportados por IRU y Upply TI (Transport Intelligence) del índice europeo de tarifas, el primer trimestre del 2025 cayeron 2.3 puntos intertrimestrales, lo que supone bajar más de lo que lo hizo el primer trimestre del 2024, que fue del 1.9 puntos. Respecto al índice de las tarifas spot (precio puntual) del primer trimestre del año cayó a 134,1 puntos, 3,8 puntos menos que en el cuarto trimestre de 2024, pero 1,6 puntos más que el año anterior.
A principios de 2025, las tarifas se han mantenido bajas debido a la moderada demanda de los consumidores en Europa, el desaceleramiento en el crecimiento de los costos y la incertidumbre generada por la guerra comercial global. Esta situación esta teniendo un impacto en la confianza del sector, reduciendo la demanda internacional de los fabricantes europeos que tiene como resultado una disminución sobre la demanda, menos pedidos y en consecuencia una caída en las tarifas tanto en los mercados spot como en los contratos estables o tarifas fijas.
Esta desaceleración de la demanda, además de impactar en la bajada de precios, esta teniendo un efecto «placebo», ante una menor demanda, hay una menor necesidad de disponibilidad de camiones y vehículos, por lo que se nota menos para los cargadores y clientes la falta de camiones, más en concreto la falta de conductores profesionales que esta sufriendo el sector, creando una imagen distorsionada. Los cargadores creen que las señales de alarma que se están emitiendo por la gran falta de conductores no es tan real como se dice, o no lo sufren de forma tan acusada, y esto es debido a la reducción de los volúmenes de mercancías transportadas.
Las costuras cederán en el momento en el que la economía gire ligeramente hacia una mejora, en ese momento ocurrirá como el cuento del lobo, que por mucho que se haya avisado, la disponibilidad de camiones será muy reducida, y entonces comenzaran las prisas y las negociaciones para tener camiones disponibles ante el panorama de una posible rotura de las cadenas de suministro, que es más real de lo que muchos creen. Y no, el camión autónomo no llegará para salvar la situación.
Carlos Zubialde
info@carloszubialde.com
hola@hablamemosdetransporte.com




