La de Correos parece la historia de nunca terminar, más bien cuando hablamos de sus cifras de negocio y de sus perdidas, porque las sigue teniendo, 94 millones de euros en el 2024, que se suman a los muchos que ya lleva de perdida en ejercicios anteriores. Y ojo, que esto no es lo único, porque a estos 94 millones tenemos que sumar otros 428 millones de euros más que han sido destinados a «provisionar» para rejuvenecer la plantilla…
Es cierto que en el 2024 Correos no ha perdido tanto dinero como en el 2023, cosa que paree ser motivo de alegría para algunos, cuando en realidad la situación es muy crítica como para alegrarse de perder un 33% menos que en el ejercicio del 2023. Y como decíamos, hay que añadir otros 428 millones de euros aprovisionados para el plan estratégico 2024-20258, cuyo objetivo es rejuvenecer la compañía, incentivando las salidas voluntarias.
La realidad es que a Correos le ha pasado toda la competencia por encima, más bien no ha salido adaptarse a las nuevas tendencias y necesidades de los clientes y mercados, pensando que tenia la llave mágica (el llamado Servicio Postal Universal SPU). Pero es que la carta física parece tener los días contados (el correo de Dinamarca dejará de repartir cartas en el 2026 por ejemplo), unido a unos costes de estructura brutales, una operativa deficiente y una plantilla funcionarial, el resultado no podía ser de otra forma.
Son tan altos los costes que en el 2024, Correos no pierde tanto dinero no porque aumente sus ventas, el truco está en que han reducido en 81 millones de euros la partida de gastos, sobre todo por meterle mano a los consumos energéticos o promociones. Pero bajo el escudo de ser un servicio público para no alterar mucho su estructura y filosofía, y es que al final, mientras el congreso de los diputados siga aprobando las perdidas e inyectando dinero mediante los presupuestos generales del estado, la situación es mantenible.
Y mientras, otros servicios públicos de correos europeos siguen aumentando su tamaño y generando importantes beneficios como el de Alemania o Francia, que hace años transformaron su esencia de empresa. Correos todavía tiene un largo camino hasta llegar a ese punto, lo peor es que eso nos seguirá costando dinero, que pagaremos todos a escote.
Carlos Zubialde
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