Los pasos para la revisión de la compra de la compañía alemana de transporte Schenker por parte de la danesa DSV continúan, y el siguiente lo tiene que dar la Unión Europea, que tiene como plazo hasta el 8 de abril del 2025, dando luz verde o no.
La operación es cuantiosa, sobrepasa los 15.000 millones de dólares de valoración, pero es que además, supone una de las mayores concentraciones que se pueden dar en el sector del transporte no solo por capitalización, también por el volumen de negocio sino también por la presencia en todos los mercados mundiales dando igual el tipo de servicio de transporte o logística.
Es lógico que los responsables de mercados y antimonopolio de la Unión Europea estudien la operación con detenimiento, hablamos que la noticia de compra se hizo pública en septiembre del 2024, por lo que han pasado ya varios meses sin que la UE por el momento haya dicho nada. La operación esta siendo mucho más hermética que en otras adquisiciones de DSV, aquí se juega mucho, con la adquisición de Schenker DSV adelantaría a muchos de sus principales rivales.
Dependiendo de lo que la UE diga (puede dar luz verde, puede exigir cambios en la operación o incluso paralizarla pidiendo una ampliación de los datos e información), la compañía danesa actuará. Si el veredicto es de ok, tendrán que pasar a los siguientes niveles de la integración, donde la operativa es la que mayor dificultad tiene sin duda.
La lógica dicta que tendrán que «racionalizar» de alguna forma sus estructuras y medios, sobre todo en el transporte terrestre, donde hasta la fecha han sido feroces competidores y tienen densas estructuras logísticas como naves de cross docking, personal y medios. Y es precisamente esto lo que más preocupa sobre todo en los equipos operativos, saber y conocer como se consolidaran los recursos sobre todo en plazas donde su presencia es de similar densidad e importancia, y si ello conllevará un ajuste de personal.
Y esto llevará su tiempo, pese a que DSV tiene una amplia, muy amplia experiencia en integrar compañías que compra (la lista es larga), aunque en este caso el desafío tiene dimensiones mayúsculas. La situación puede ser similar a la que tuvo que afrontar hace dos décadas cuando DSV compró ABX logístics, aunque en aquel caso, la dimensión de DSV sobre todo en transporte terrestre, no era del mismo tamaño que tiene en la actualidad.
Es de imaginar que la UE dara el visto bueno a la operación, no sería creíble que una compañía como DSV, con la experiencia que tiene en este tipo de operaciones, se haya metido en un charco del que pueda salir manchado y con menos dinero en los bolsillos. Pero lo importante vendrá después, con esa integración operativa primero, y después, con lo que esto supondrá para el mercado. Es cierto que hasta esa «nueva» maquinaria este plenamente engrasada puede pasar un tiempo, pero después, estaremos ante posiblemente el proveedor de servicios de transporte y logística más potente. Y cuando este engrasado, será un muy temible competidor, con recursos más que sobrados para seguir creciendo a costa de operadores más pequeños.
Carlos Zubialde
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